Heiver Andrade.- La emergencia climática en la que nos encontramos hoy, supera nuestra comprensión, es más, nos cuesta creer y/o entender el momento que vivimos; el contexto global nos hace ver que enfrentaremos desafíos de magnitud y complejidad nunca antes vista, la pregunta es, ¿Por qué no permitimos que la ciencia sea nuestra guía?, según el PNUMA[i], las emisiones de gases de efecto invernadero deben disminuir un 7,6% cada año entre el 2020 y 2030 si queremos evitar un incremento de temperatura mayor al 1,5°, y no permitir un incremento mayor a 3° hasta finales de siglo, que sería catastrófico. El Observatorio Mauna Loa ubicado en Hawái, nos advirtió que el planeta nunca había tenido tantos gases de efecto invernadero como los de este año. La concentración de dióxido de carbono alcanzó 415 partes por millón(ppm), tendríamos que retroceder 3 millones de años para obtener una concentración similar de CO2 en la atmósfera, es decir, ¡cuando no existía la especie humana!.
Seguramente estos diagnósticos sumado a otros que aportó la ciencia, permitieron que en la primera semana de la COP25[ii], las reflexiones giren en torno a la necesidad de ser más agresivos en la actualización de metas de los NDCs[iii]-Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional; Bolivia requiere de manera urgente revisar sus NDCs, y plasmar en ellas su ambición, retos y desafíos, prestando especial atención a las políticas y estrategias para su implementación, si queremos ir cerrando la brecha al 2030 y lograr la neutralidad el 2050. La Ministra de Medio Ambiente y Agua, María Elva Pinkert, ya se pronunció en ese evento y manifestó la intención de que Bolivia retomará el proyecto de mercado de carbono que el Gobierno anterior había congelado desde el 2.005, con el pretexto de no mercantilizar los servicios ecosistémicos y la Pachamama. Claro hubiese sido importante que en las conclusiones de la COP25 se hubiese avanzado en las regulaciones de los mercados internacionales del carbono y se hubiera explicitado la necesidad de ser más agresivos en la presentación de los NDCs para el 2020; nada de eso ocurrió a su conclusión.
Lo cierto es que el desafió es grande, el alcance es global y no puede esperar, requiere de involucrar Gobiernos, Regiones, Municipios, Empresas, sociedad civil; y empezar a actuar. En Bolivia, tenemos mucho por hacer o corregir, ojala todo pudiera estar bajo el paraguas de las nuevas NDCs; restaurar el ecosistema Chiquitano, reducir la contaminación en los ríos amazónicos y cordillera de los andes por explotación minera, abolir políticas erradas como los cambios de usos de suelos, repoblamiento de árboles, redefinir políticas agrícolas, recuperar acuíferos, consumo consciente, nos hace falta; en el fondo ¡pasar del dicho al hecho! con sentido de urgencia, hacer un cambio de rumbo e ingresar en la pista de la SUSTENTABILIDAD, acompañada de la innovación y el pensamiento disruptivo.
Si seguimos este camino, muchos conceptos y modelos empezaran a cambiar, otros nacerán, el capitalismo en la forma como lo conocimos con su clara dependencia de la energía barata tendera a sucumbir y en un contexto como el actual parece ser necesario redefinir el propósito de la empresa, eso significará también el nacimiento de una nueva ética en la manera de hacer los negocios; y es nuevamente la oportunidad para que el modelo de la responsabilidad social empresarial pueda darse un baño de renovación e innovación y alinearse con estos nuevos desafíos.
Pero esa nueva ética debe impregnarse en el ADN de la empresa, en la medición de la huella de carbono de cada producto elaborado, en la transición hacia energías limpias, en nuevos modelos de agricultura, en una cultura de alimentación saludable, en la cultura de la economía circular, economía verde y azul. De ser así, el sector privado de la mano de la responsabilidad social empresarial podría jugar un rol de vital importancia, dejando atrás patrones de conducta y modelos añosos, considerando el momento de cambios exponenciales; seguramente se requerirá de liderazgos millennials con visiones frescas y pensamiento disruptivo, pero fundamentalmente que estén comprometidos y entiendan a profundidad la emergencia climática.
Lo cierto es que los consensos y decisiones de la COP parecen moverse a velocidad de carretón, cuando se requiere una velocidad de crucero, el fracaso colectivo y la debilidad de sus conclusiones que mostró la COP25 a pesar de ser la más larga de la historia, nos muestra que existen obscuros intereses que se anteponen a la razón y a la ética; NO es posible revertir ningún proceso si la ÉTICA no se antepone al poder, la ciencia y la tecnología; la ÉTICA debe ir siempre por delante, y en una coyuntura como la actual, ¡una nueva ética es necesaria y posible!
Santa Cruz, 20 de Diciembre de 2.019.-
*Heiver Andrade Franco, Director Fundación AMIGARSE
[i] PNUMA: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Programa de las Naciones Unidas que coordina las actividades relacionadas con el medio ambiente, asistiendo a los países en la implementación de políticas medioambientales adecuadas así como a fomentar el desarrollo sostenible.
[ii] COP”%: La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2019 fue la 25.ª conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), que se realizó entre el 2 y 15 de diciembre de 2019 en la ciudad de Madrid, España, bajo la presidencia de Chile.
[iii] NDCs: El acrónimo de NDCs surgió en la COP19 de Varsovia. Se instó a los países a determinar de forma independiente cuál sería su contribución al esfuerzo global de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La iniciativa tuvo tal acogida, que poco antes de arrancar la Conferencia de París, más de 180 países que representaban más del 90 % de las emisiones globales habían presentado sus contribuciones, detallando objetivos de reducción de GEI, planes de acción (de mitigación y adaptación) así como medidas de financiación.