La pandemia continúa causando turbulencias significativas en los negocios y ahora coincide con la temporada de publicación de Reportes de Sostenibilidad. Propongo una reflexión sobre lo que deberá cambiar ante la COVID-19 en el ecosistema de reportes de sostenibilidad.
Las empresas están atravesando sus procesos anuales de reporte, experimentando un momento de introspección y se plantean varias preguntas: ¿Qué datos nos habrían ayudado a responder a esta crisis? ¿Cómo podría cambiar nuestra definición de lo que constituye un “tema material” para nuestro negocio? ¿Qué información relacionada con la COVID-19 necesitan nuestros grupos de interés para juzgar la efectividad de nuestra respuesta a esta crisis? Frente a estas preguntas propongo tres reflexiones que tienen que ver con la necesidad de actualizar la estrategia de sostenibilidad que tienen las organizaciones, partiendo por el análisis de materialidad.
- Vuelva a examinar su análisis de materialidad ante la COVID-19
El análisis de materialidad es la base de un buen Reporte de sostenibilidad, ya que permite a las empresas identificar sus impactos sobre la economía, el medioambiente y las personas. Por ende, les permite identificar los riesgos y oportunidades más importantes para su negocio y para sus grupos de interés. A medida que la sociedad emerge de la crisis actual de la COVID-19 es necesario volver a analizar las estrategias y repensar la materialidad desde nuevos enfoques. El primer enfoque tiene que ver con el impacto financiero de los problemas de Sostenibilidad o ASG (Ambientales, sociales y de gobernanza). Los aspectos “No financieros” disparados por la COVID-19 refuerzan la necesidad de integrar mejor la sostenibilidad en la gestión de riesgos empresariales. Los responsables de sostenibilidad deberán trabajar codo a codo con los gestores y analistas de riesgo para mejorar esta integración de las visiones de materialidad corporativa y financiera.
El reciente anuncio de la alianza de colaboración entre GRI y SASB para alinear sus estándares confirma la necesidad del mercado en encontrar un punto intermedio entre ambas “visiones” de materialidad (la financiera y la extra financiera). GRI y SASB proporcionan estándares diferentes, pero compatibles, para elaborar un reporte de sostenibilidad. Estos estándares están diseñados para cumplir diferentes propósitos y se basan en diferentes enfoques de materialidad, uno financiero y otro que evalúa los impactos externos de las organizaciones, pero ambos son necesarios para analizar este nuevos escenario de normalidad ante la COVID-19.
- Mejore la conexión entre su Reporte de Sostenibilidad y la Memoria Financiera
En línea con la reflexión anterior, la COVID-19 demostró como ciertos factores de riesgo no financieros, incluidas las amenazas a la salud pública, las interrupciones de la cadena de suministro y la flexibilidad operativa, ha generado la necesidad de integración de ambas miradas, la Financiera y la No Financiera o de Sostenibilidad.
Ahora que esta conexión se ha hecho tan evidente, las empresas deberían usar esto como un impulso para vincular más estrechamente la información financiera y no financiera.
En Europa, se está avanzando en este sentido a través de la Directiva de informes no financieros de la Unión Europea, que ofrece la oportunidad de alinear aún más los enfoques complementarios para la divulgación de información sobre sostenibilidad.
En América latina, el desembarco del TCFD en español, el marco de reporte sobre riesgos climáticos para el mundo financiero, augura una nueva complejidad para el mundo del reporte y demuestra la necesidad de mayor integración. Las recomendaciones del Grupo de trabajo sobre divulgación financiera relacionada con el clima (TCFD) ayudarán a las empresas a informar sobre sus riesgos climáticos y cualquier riesgo sistémico no financiero. En una entrevista, Mara Childress, Directora de Política Pública Global en Bloomberg LP y miembro de la Secretaría de TCFD, indicó que “las divulgaciones financieras relacionadas con el clima se volverán centrales para América Latina” y aclaró la vinculación de TCFD con otros marcos de reporte como GRI y SASB. En América Latina, el TCFD también está siendo reconocido por los Ministerios de Hacienda que quieren impulsar los temas ASG en el mundo financiero. Por ejemplo, el Ministerio de Hacienda de Chile y el Acuerdo Verde, firmado en diciembre pasado junto a las principales autoridades financieras del país, recomienda al TCFD como marco de gestión y reporte.
- Determine qué información necesitan los grupos de interés para juzgar la efectividad de su respuesta a la COVID-19
Otro punto de inflexión al momento de diseñar su reporte es detectar qué información necesitan los grupos de interés para conocer cómo respondió la empresa durante la pandemia. Se trata de un nuevo tipo de información, no nos equivoquemos en “reciclar” datos, el foco deberá estar puesto sobre cuestiones claves de los procesos de toma de decisión ante la crisis.
La consulta y diálogo con las partes interesadas se vuelve más estratégico en tiempos de crisis y ayudará a averiguar qué información pueden buscar estos grupos en el futuro. A fin de cuentas, la información del reporte deberá mostrar cómo la empresa consideró las necesidades de sus empleados más vulnerables o las comunidades locales, si llevó a cabo la debida diligencia de derechos humanos de las decisiones relacionadas con la pandemia y cómo equilibró las necesidades a corto plazo con la capacidad de recuperación a largo plazo.
Considero que la alineación de GRI a los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos de la ONU será clave para responder a este nuevo desafío. En septiembre se cierra la consulta pública para actualizar los Estándares Universales de GRI y entre sus cambios la debida diligencia en DD.HH. marcará un antes y un después en las consideraciones a la hora de reportar. Adaptarnos a estos nuevos requerimientos de GRI será una parte central del contenido del curso sobre Reportes de Sostenibilidad en América Latina que inicia en septiembre.
- Colaborar para asegurar divulgaciones comparables sobre la respuesta a la pandemia
Las empresas necesitan construir un marco común para comparar cómo han respondido ante la COVID-19. En lugar de que cada empresa cree su propio informe a su manera, será clave buscar oportunidades para trabajar con sus pares de la industria para crear taxonomías, divulgaciones y métricas para el enfoque de respuesta a la COVID-19. El objetivo es que los inversores, los grupos de interés y los responsables políticos puedan hacer comparaciones fácilmente sobre la resiliencia de las empresas. La recuperación sostenible se ha puesto en el centro de la agenda y ahora debemos aprender a comunicarla para reconstruir la confianza de nuestros grupos de interés.
*María Julia Arana, Consultora independiente en Reportes de Sostenibilidad con Certificación de conocimientos GRI Holanda 2019-2022. Más de una década de trabajo en reportes GRI con organizaciones de Argentina y Bolivia. Además, lidera la oficina en Chile del medio www.comunicarseweb.com