- 21 países latinoamericanos participaron en la cumbre y sus líderes expusieron sus planes estatales para mitigar el cambio climático.
- Según expertos, la cumbre consolidaría, por primera vez, una posición de bloque ante una Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La próxima se realizará en el Reino Unido.
- Los presidentes de cada nación coinciden en que los organismos de cooperación financiera internacional deben sumarse a los esfuerzos y aliviar las deudas de países empobrecidos.
*Este reportaje es una colaboración periodística entre Mongabay Latam y GK de Ecuador.
“Yo pregunto, ¿para quién existe esta emergencia, cuál es su naturaleza, por qué nadie actúa?”, cuestionó Mia Mottley, primera ministra de Barbados, la única mujer política que intervino en la sesión inaugural de la Cumbre Latinoamericana de Cambio Climático. Argentina fue la sede del encuentro internacional que contó con la participación de 21 países de la región —de forma virtual—, y se desarrolló el miércoles 8 de septiembre de 2021.
Mottley gobierna una de las siete naciones que convocaron la cumbre, junto con Chile, Argentina, Colombia, Costa Rica, Panamá y República Dominicana. Los estados unieron esfuerzos para impulsar el debate de la crisis climática y promover mecanismos de cooperación para “fomentar la ambición climática en las Américas”.
El evento incluyó una serie de diálogos que, además de mostrar cómo el cambio climático afecta a cada uno de los países, comprometió a los líderes políticos a cumplir sus promesas de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26), que se realizará desde el 1 hasta el 12 de noviembre de 2021 en Glasgow, Escocia, Reino Unido.
La cumbre reunió a expertos económicos, representantes de organismos multilaterales y autoridades internacionales, quienes expusieron sus criterios, propuestas y compromisos en seis paneles que abordaron desde la necesidad de tomar acciones en conjunto para enfrentar el cambio climático y desarrollar mecanismo de adaptación, hasta la importancia de involucrar en estas decisiones y acciones climáticas al sector privado en cada país.
El evento cerró con una “Mesa Redonda Ministerial” que recogió los principales acuerdos de los líderes políticos.
Unir esfuerzos por una justicia climática integral
“Necesitamos una justicia social ambiental, el nuevo nombre del desarrollo de nuestra región”, dijo Alberto Fernández, presidente de Argentina, en su discurso inaugural. Fernández, además, presidió el panel “Camino hacia Glasgow. Mejorando la ambición climática”. El Presidente aseguró que en la COP26 formalizará el incremento del 2 % del presupuesto nacional para la mitigación de la crisis climática.
Para lograrlo, alegó que su gobierno ha emprendido varias acciones como la elaboración del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático, además de una mesa de transición para “la promoción de las energías renovables y del desarrollo de un complejo productor y exportador de energías limpias” y de bajas emisiones basadas en el hidrógeno. Además, anunció que en Argentina la deforestación ilegal será tipificada como un delito ambiental.
Una luz hacia la “economía verde”
Uno de los ejes centrales de la cumbre fue la crisis económica y cómo ha imposibilitado a los países de América Latina a avanzar con la acción climática. El panel “Mecanismos innovadores para medios de implementación” marcó una premisa clara que se replicó en todos los demás: el alivio de las deudas y el compromiso de organismos multilaterales internacionales para hacerlo. De manera que las metas y propuestas puedan cumplirse en medio de la pandemia del covid-19 que aún no culmina.
José Luis Samaniego, director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), lo explicó. Él experto lamentó que el 2020 llegara ser el tercero más caliente de la historia, según lo informó la Organización Metereológica Mundial. Los efectos son visibles: impactos en rutas de navegación del mar, los golpes contra el comercio, la reducción del rendimiento de las hidroeléctricas y el cese de producción de alimentos. A eso se suma que, de acuerdo con Samaniego, el nivel de deuda de los gobiernos centrales de América Latina alcanza el 76 % del Producto Interno Bruto.
Son varias las asimetrías económicas que Latinoamérica aún no ha logrado superar. Uno de los retos más importantes, dijo, es que los recursos que se han invertido en América Latina han estado poco alineados con la emergencia climática. En 2020, por ejemplo, el “gasto marrón”, es decir, la inversión alta en emisiones, fue muy superior al “gasto verde”. De hecho, es una proporción de cuatro a uno: se gastó apenas 1600 millones de dólares en iniciativas verdes, mientras que para el gasto marrón se destinó 7400 millones de dólares. “Estamos gastando el 3 % de los recursos etiquetados para la recuperación, mientras que el resto del mundo ha gastado el 21 %”, lamentó.
Fuente: Más información en: https://es.mongabay.com/2021/09/cumbre-latinoamericana-de-cambio-climatico-cop26/
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