La recolectora Paola Andrea Solano es un ejemplo de perseverancia y trabajo. Gracias a su pujanza y al apoyo de Fundación Coca-Cola de Bolivia, en tan solo un año logró abrir su propio centro de acopio y comprarse un motocarro para reciclar más y mejor. Conocemos cómo el trabajo de esta recicladora aporta a Un Mundo sin Residuos.
Paola Andrea Solano empezó a recolectar reciclables a sus 15 años. Y nunca imaginó que en menos de cuatro años iba a tener su propio centro de acopio y un motocarro. Menos que eso iba a hacerse realidad en medio de una pandemia. Pero sucedió. “Me siento orgullosa de mí misma y de lo que he logrado en poco tiempo”, dice.
Y ese orgullo no es para menos. Esta madre de dos niños se levanta temprano y acude a su centro de acopio a organizar el material que recogió la noche anterior y, por las tardes, junto a su pareja recorren en su motocarro varios mercados en busca de material reciclable. Para ella, su trabajo es su mayor realización y el sustento de su familia.
“Este trabajo me ayuda económicamente y también ayudamos a limpiar la ciudad, lo que bota el vecino nosotros lo reciclamos”, dice Paola, quien pertenece a la Agrupación de Recolectores Bolivia Unida que agrupa a 200 familias.
Paola es la primera en reconocer que la perseverancia y el esfuerzo la han llevado lejos, además de los impulsos recibidos en el camino. Y es que su agrupación recibió a principios de 2021, junto a otras dos agrupaciones de Santa Cruz, tres motocarros. La donación se dio como parte de las iniciativas de la Fundación Coca-Cola de Bolivia para apoyar a los recicladores e impulsar el reciclaje.
A partir de ese momento, Paola aprovechó las ventajas del motocarro y mejoró la eficiencia de su trabajo: más y mejor reciclaje. “Me di cuenta que con el motocarro se acumula más y se puede hacer recojo de lugares lejanos. Como nos turnábamos, ocupaba el motocarro para varios viajes y aprovechaba de salir más horas a recolectar”, señala.
El apoyo de la Fundación Coca-Cola es clave para que recolectoras como Paola puedan mejorar sus condiciones de trabajo. Ese impulso demuestra que avanzar hacia Un Mundo sin Residuos es posible. Y ese es precisamente el compromiso global de la Compañía Coca-Cola, en el que se enmarcan las iniciativas de promoción del reciclaje en Bolivia, como la instalación de más de 150 contenedores de reciclaje en Santa Cruz.
Un impulso para soñar y crecer
Gracias a los frutos de trabajar con el motocarro, Paola y su pareja lograron alquilar una tienda donde ahora funciona su centro de acopio en la zona del mercado La Ramada, por el centro de la ciudad de Santa Cruz.
“Para ser emprendedora primero tuve que buscar un espacio para mi centro de acopio, sacar la licencia, el permiso de funcionamiento, todo legal. De ahí fui y solicité mi crédito y di una cuota inicial para mi moto y me financiaron para un año”, explica.
“Este motocarro me ayuda mucho, es mi herramienta principal con la que hago 10 veces más de lo que hacía en carrito caminando”, concluye Paola, que se ha convertido en una gran aliada de Un Mundo sin Residuos.