La cita, que reunirá en República Dominicana a los jefes de Estado y de Gobierno de los países de habla castellano y portuguesa de América y Europa, se propone también intensificar las relaciones entre ambos continentes
América Latina vive un momento clave. ¿Pero cuándo no lo es? “Este lo es especialmente”, considera Javier Moreno, exdirector de EL PAÍS: “Además del estancamiento económico, la región ha pasado por una serie de años convulsos, con malestar y frustración con respecto a la política”. Un escenario que marca la próxima Cumbre Iberoamericana, que celebra en Santo Domingo (República Dominicana) su XXVIII edición el 24 y 25 de marzo. Como acto previo a esa cita, este martes se ha celebrado en Madrid, en la sede de la Secretaría General Iberoamericana, un coloquio, moderado por Moreno, en el que han participado Andrés Allamand, secretario general iberoamericano, y sus predecesores en el cargo, Rebeca Grynspan y Enrique V. Iglesias. Durante la conversación, se han tratado algunos de los asuntos que abordará la cumbre, como el medio ambiente, la seguridad alimentaria, los derechos digitales o la intensificación de relaciones con Europa.
“En esta cumbre se va a poner a las personas en el centro, queremos que los ciudadanos vean resultados, que las medidas tomadas favorecen sus vidas”, ha afirmado Allamand, en el cargo desde el año pasado. Para ello, el secretario considera clave que los países “vuelvan a la senda del crecimiento”. “Los hijos de las clases medias ven en riesgo lo que sus padres han conseguido. Tienen miedo a una pérdida de estatus socioeconómico”, ha abundado Moreno. “Y no hay que olvidar la percepción de injusticia económica, que en la región ha crecido enormemente”, ha matizado Rebeca Grynspan, actual secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y que se ha conectado por videoconferencia. “El crecimiento debe ser más inclusivo”, ha insistido la secretaria, que ha vinculado la pobreza, la desigualdad o los precarios servicios públicos en América Latina con los actuales problemas de gobernabilidad, polarización y desencanto político.
“Se percibe que el Estado no responde a las demandas de la clase media”, ha continuado Grynspan. “Una clase media precaria, pues muchos de los que salieron de la pobreza han seguido siendo vulnerables”. Ha defendido que la ciudadanía ahora demanda no solo servicios, sino también que sean de mejor calidad. “No sienten una preocupación del Estado por ellos y reclaman a sus gobiernos”, ha agregado. De ahí, que los tres ponentes hayan celebrado las oportunidades que ofrece la próxima cumbre. La cita reúne desde 1991 a los jefes de Estado y de Gobierno de los países de habla castellana y portuguesa de Europa y América, con la finalidad de “establecer un espacio común iberoamericano de concertación política y de cooperación”. Hasta 2014, la cita era anual, pero entonces pasó a celebrarse cada dos años.
El encuentro de República Dominicana busca que América Latina retome con énfasis sus compromisos medioambientales. “De no hacerlo, las consecuencias impactarán en las personas. El medio ambiente es la amenaza global más grande que hemos afrontado nunca. Y América Latina tiene un tercio de las reservas de agua dulce del mundo; es productora de alimentos; y muy rica en biodiversidad”, ha resumido Allamand. “Otro de los temas de la cumbre es la seguridad alimentaria. Y el nexo entre ambos asuntos no podría ser más directo”, ha insistido el secretario: “América Latina debe asumir el reto medioambiental”. Pero también el digital. Una de las iniciativas que se tratará en la cita, y en la que ya ha habido avances, es la Carta de Principios y Derechos Digitales Iberoamericana.
Esta iniciativa española se plantea como “un instrumento que garantice los derechos digitales de la ciudadanía, que sirva de referencia a las legislaciones nacionales, y que permita orientar las acciones de política pública para enfrentar los desafíos que representa la transformación tecnológica”. En ella ya han estado trabajando 22 países. “Es una apuesta para abordar el reto digital juntos, que sobre todo impacta en las personas”, ha resumido Allamand. Para preguntarse después: “¿Qué pasa con las brechas [digitales]? En la región las tenemos: de género, por edad, educación, entre el ámbito urbano y rural… Esta Carta se preocupa de esto: de promover derechos y cerrar brechas. Así como del impulso de la creación de un espacio digital latinoamericano”. Una construcción en la que la experiencia europea resulta interesante.
Al igual que en el caso de los derechos digitales, Grynspan considera que en cuestiones de gobernanza “América Latina se inspira en Europa” frente a otros modelos: “El estadounidense, con gran poder en manos privadas; el chino, con un Estado omnipresente; y el europeo, con los ciudadanos en el centro”. “La concertación de intereses [entre ambas regiones] es grande”, ha incidido Iglesias, mencionando especialmente a España y Portugal. “Hay una simpatía natural y una vinculación cultural inevitable que bienvenida sea. Más allá de eso, hay momentos en los que España ha estado más presente que otros, pero sigue siendo el principal inversor europeo”, ha recordado.
En esa línea, Allamand ha celebrado la oportunidad que ofrece Santo Domingo para un “relanzamiento de las relaciones entre Europa y América Latina y Caribe”. Y ha destacado áreas como la articulación política; el avance en negociaciones comerciales, algunas atascadas desde hace varios años; el refuerzo de las inversiones mutuas, o el aumento de la cooperación… “Alinear las prioridades de ambos bloques, a menudo desconectadas”.
Un refuerzo de las relaciones bilaterales aún más importante en “un mundo impactado por shocks sistémicos”, como ha definido Grynspan, “sin que dispongamos de la arquitectura internacional ni los instrumentos para responder de manera sólida a esas situaciones”. Iglesias ha hablado de un cambio de época global ―“casi civilizatorio”― y que marcará el futuro del liderazgo mundial y de las relaciones internacionales. “Y hay que ser conscientes de que nuestra visión occidental no es la única, ni la preeminente en el mundo. Asociarnos a Europa es importante. Al igual que crear esta institución [la Secretaría Iberoamericana y la Cumbre que organiza] fue una gran idea”, ha agregado, “somos países que compartimos valores, cultura y ganas de hacer cosas juntos a nivel internacional”.
Fuente: https://elpais.com/