Si el 2018, The Circularity Gap Report en su primera métrica indicaba que la economía mundial era circular en un 9,10%, en el 2020 quisimos entender el bajón al 8,6%, como una consecuencia del Covid-19. Sin embargo, sorprendentemente en este 2023, el reporte sigue mostrando la tendencia descendente, caímos al 7,2%.
¿Qué pasó? El discurso de la importancia de la economía circular, las diferentes publicaciones de la ciencia, el informe de riesgos globales que cada enero se conoce en la cumbre de Davos, webinars y foros presenciales que advierten de la necesidad de ser circulares, parecen no tener impacto. ¿Dónde estamos fallando para terminar de entender y alinearnos con estas tendencias y frenar los cisnes negros y los rinocerontes grises que vendrán a visitarnos según los entendidos? ¿Por qué vamos en contra ruta, mientras más información y evidencias tenemos?
Ya no es noticia la mala calidad del aire reflejados en el PM10 y el PM2 ,5 en nuestras ciudades, con niveles mayores a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tampoco es noticia que los ríos donde solíamos nadar o pescar, cada vez están más contaminados y sus caudales se van reduciendo, al igual que la biodiversidad; tampoco lo es el riesgo de que, en el próximo verano, los incendios sean más intensos que los del año pasado y la precipitación pluvial será diferente y con fuerte tinte de agresividad. ¿Tomamos algunas medidas de mitigación y/o de adaptación?
El informe de riesgos globales indica lo qué debemos enfrentar este 2023 y 2024, y proyecta los que vendrán en el transcurso de los próximos 10 años. En este bienio, de las 10 principales amenazas, cinco tienen que ver con el tema ambiental: desastres naturales y eventos climáticos extremos, crisis de recursos naturales, falla en la mitigación del cambio climático, daño ambiental e incidentes a gran escala, y fracaso de la adaptación al cambio climático.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) , en la primera quincena de mayo, hizo conocer un informe que pronostica que los próximos cinco años serán los más calientes en la historia del planeta y, uno de esos, será el más cálido jamás registrado. ¿Nos imaginamos las consecuencias que conlleva para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua, el medioambiente y los cambios de hábitos que estaremos obligados a realizar?
El camino de la economía circular
Como parte de la solución, los estudios y análisis nos indican que si aplicamos bien la economía circular, podríamos reducir el uso de materiales en un tercio a nivel global, lo que podría disminuir la presión que hoy ejercemos en la naturaleza y darnos esperanza de nuevas oportunidades para todos los seres vivos del planeta, sin embargo el mercado todavía se inclina por el uso de materia prima virgen.
Otros países ya fijaron su hoja de ruta en torno a la economía circular y empiezan a promover la cuarta revolución industrial, con nuevas políticas que alientan la promoción e inversión en innovaciones circulares y digital, y la utilización del hidrógeno verde como otra fuente de energía alternativa. Nuevos procesos que atraigan inversiones innovadoras y sostenibles, generen empleos e incrementen el PIB de cada país, como parte de la reactivación económica y resiliencia que es urgente para todos.
Claro, en Bolivia todavía no tenemos hoja de ruta, tampoco estamos promocionando la cuarta revolución industrial, economía circular, digital o el hidrógeno verde, pero sabemos que terminamos el 2022 con una de las cifras más bajas en precipitaciones pluviales de los últimos 12 años, especialmente en los departamentos de La Paz, Cochabamba y Tarija. En reciclaje, apenas llegamos a un promedio del 6% de las más de 7.000 toneladas diarias que genera el país, y que en lo que se refiere a los incendios, probablemente nuevamente enfrentamos los de sexta generación.
El problema de fondo es que nos hundimos en lo cotidiano. La política, el narcotráfico y la corrupción, nos tiene entrampados y no nos damos el espacio para concentrarnos en promover la Cuarta Revolución Industrial en todas sus dimensiones. A pesar de tantas publicaciones e informes de la ciencia, no somos conscientes de que vivimos en la era del rebasamiento y que el planeta está ingresando a un colapso ecológico. A pesar de todo ello por inconsciencia, precios o ignorancia y, como ejemplo de lo que no se debería hacer pero lo hacemos, nos gusta seguir utilizando materia prima virgen. Hoy, cuando la virgen se vuelve un pecado.
Santa Cruz, 09 de Junio de 2023
Gracias Heiver, por tratar de abrirnos los ojos, a ésta cruel realidad, necesitamos, entender las cosas que vendran, como las sequías, el hambre, enfermedades y por último POBREZA, ojalá reaccionemos y podamos defender por lo menos NUESTRO MEDIO AMBIENTE.