Andrea Pradilla Andrade – Directora GRI en Latinoamérica.-
Los días en que la agenda Ambiental, Social y de Gobierno Corporativo- ASG y de Sostenibilidad era algo “agradable de tener” están llegando a su fin. El despertar de los grupos de interés frente a los impactos empresariales en el desarrollo sostenible, la evidencia del valor estratégico de la sostenibilidad, así como el tsunami regulatorio que se avecina, harán que la misma sea el nuevo normal para los negocios. Las cifras ASG y de sostenibilidad harán parte de la toma de decisiones internas y externas de las empresas. Sin embargo, la diferencia entre hacerlo bien y simplemente hacerlo dependerá del involucramiento de la alta dirección.
Los cambios en el contexto que están poniendo la sostenibilidad en la agenda deberían ir acompañados de cambios masivos en los tomadores de decisiones empresariales, quienes deben estar en capacidad de integrarla en la estrategia y arraigarla en las operaciones, convirtiéndola en el nuevo normal. No obstante, la realidad aún dista mucho de esto.
Los resultados del estudio Direccionando la Sostenibilidad desde el Directorio 2022 en Latinoamérica, liderado por GRI, Kearney y la Universidad de los Andes y que recoge la perspectiva de aproximadamente 400 miembros de directorios de empresas líderes en Argentina, Chile, Colombia, México y Perú, revelan que solo el 22% de los Directores en Latinoamérica comprenden la sostenibilidad como un enfoque de negocio para generar valor a largo plazo. Aproximadamente 23% aún la asocia con la gestión de impactos en el desarrollo sostenible, y 21% la relaciona con la responsabilidad frente a impactos negativos. De manera preocupante, 13% aún vincula la sostenibilidad con la filantropía y cerca de 10% la considera un asunto de reputación y marca. Esto indica que aún falta comprensión desde la alta dirección.
De la mano de mejorar la comprensión del rol de la sostenibilidad en la estrategia, viene el involucramiento de los miembros de junta en la toma de decisiones alrededor de la agenda ASG. El 36% de los encuestados afirma que las juntas están involucradas en la estrategia de sostenibilidad, proporcionando orientación y supervisando su implementación. Sin embargo, la mayoría de los Directorios tiene un papel limitado, 25% simplemente aprueba las directrices de la gerencia y 30% no se involucra en absoluto, dejando la responsabilidad a la administración. Esto indica que la convicción deben traducirla en liderazgo en acción.
Para que la agenda ASG y de Sostenibilidad Empresarial avance en América Latina, es fundamental que las juntas directivas se involucren en su direccionamiento a través de la doble mirada: la de los impactos de la empresa en el desarrollo sostenible, y la del impacto del desarrollo sostenible en la generación de valor para la empresa.
La gobernanza de la sostenibilidad empresarial entendida como el diseño y la estructura que garantiza que la misma esté integrada realmente al negocio y a la estrategia empresarial, no puede partir exitosamente de ningún otro lado que no sea la junta directiva y la alta dirección de una empresa. No solo existe un deber fiduciario de los máximos administradores de propender porque sus administradas perduren en el tiempo, sino que además es desde allí desde donde se establece la visión y la estrategia y por ende desde donde se deben visibilizar el compromiso y los recursos para que se gestione y se supervise de manera adecuada.
Si un miembro de junta directiva aún no logra entender la sostenibilidad y la agenda ASG como elementos de generación de valor empresarial y claves del éxito a largo plazo, está en deuda con su organización. La tarea pendiente es clara: estudiar a fondo esta temática y abrazar su inmenso potencial estratégico sin demora alguna.
Andrea Pradilla Andrade, es Directora GRI en Latinoamérica
Artículo inicialmente publicado en La República