Un artículo recientemente publicado por el Pacto Mundial explora ambas estrategias y cómo pueden combinarse para abordar este desafío global.
En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, la pregunta sobre si debemos centrarnos en mitigar sus efectos o adaptarnos a ellos se ha vuelto crucial. Un artículo recientemente publicado por el Pacto Mundial explora ambas estrategias y cómo pueden combinarse para abordar este desafío global. Si algo está claro es que no podemos cruzarnos de brazos ante el aumento de temperaturas.
Es indiscutible la necesidad de actuar frente a la emergencia climática. Sin embargo, surge la interrogante sobre cuál enfoque deberíamos priorizar: ¿mitigar el cambio climático o adaptarnos a sus inevitables consecuencias? Ambas estrategias, aunque distintas, se complementan con un objetivo común: enfrentar las devastadoras secuelas de este fenómeno global. Pero, ¿cuál es la estrategia más efectiva? ¿Mitigación o adaptación? En un intento por responder a esta pregunta, un reciente artículo publicado por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas ofrece un análisis exhaustivo.
Comencemos recordando brevemente la situación climática actual. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), órgano científico de la ONU, el cambio climático es innegable y sigue avanzando. Este avance se acelera debido a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, que actualmente alcanzan niveles históricos sin precedentes en la historia de la humanidad.
El último Informe Climático Global, abarcando el período 2023-2027, proyecta un panorama desalentador: se espera un aumento en la temperatura media anual de entre 1,1°C y 1,8°C con respecto a la era preindustrial. La probabilidad de que uno de estos años sea el más cálido de la historia es abrumadora, alcanzando un asombroso 98%. Europa, en particular, se encuentra en el epicentro de esta crisis climática. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entidad especializada de la ONU en meteorología, clima y recursos hídricos, la región se está calentando a un ritmo el doble del promedio mundial desde los años ochenta. El verano de 2022 registró un récord como el más caluroso jamás documentado. Las precipitaciones estuvieron por debajo de la media y la península ibérica experimentó su cuarto año consecutivo de sequía, cobrando más de 16.000 vidas debido a condiciones climáticas extremas.
A pesar de estos desafíos, se vislumbra un rayo de esperanza: por primera vez en la historia, en este mismo año, la energía eólica y solar superó en generación a la energía proveniente de combustibles fósiles, marcando un hito crucial (22,3% frente a 20%). No obstante, los efectos del cambio climático trascienden la degradación ambiental. Se estima que los impactos climáticos podrían forzar a cerca de 216 millones de personas a migrar dentro de sus propios países para 2050 y exponer a hasta 600 millones de personas a la desnutrición para 2080.
En España, el año 2022 fue el más cálido registrado hasta la fecha, y el 2023 fue el segundo más cálido jamás registrado. La escasez de precipitaciones afectó gravemente las reservas de agua, reduciéndolas a poco más del 40% de su capacidad total para el 26 de julio de ese año, con un preocupante 25,6% en la cuenca del Guadalquivir.
La gran pregunta entonces es: ¿Mitigar o adaptarse al cambio climático?
Ambas estrategias son fundamentales y se complementan mutuamente. A medida que el cambio climático y el calentamiento global alcanzan niveles críticos, es imperativo actuar en ambas áreas para detener su avance, reducir sus efectos y prepararnos para un nuevo escenario. Es innegable; el cambio climático exige tanto su mitigación como la adaptación al mismo. Ambas son piezas indispensables y se complementan mutuamente. A medida que el cambio climático y el calentamiento global alcanzan niveles críticos, es imperativo accionar en ambas áreas para detener su avance, reducir sus efectos y prepararnos para un nuevo escenario.
La mitigación del cambio climático implica reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global. Esto se logra a través de la transición hacia fuentes de energía renovable, la eficiencia energética, la reforestación y la reducción de la deforestación. Programas como el Acuerdo de París establecen objetivos para limitar el aumento de la temperatura global y fomentar acciones de mitigación a nivel internacional. Ejemplos de medidas de mitigación incluyen la transición hacia energías renovables, la mejora de la eficiencia energética, la reforestación y la conservación de los ecosistemas. Por otro lado, acciones de adaptación incluyen la gestión del agua, la promoción de la arquitectura resiliente y la diversificación de cultivos.
Por su parte, la adaptación al cambio climático implica ajustarse a sus impactos inevitables. Esto incluye medidas como la construcción de infraestructuras más resilientes a eventos climáticos extremos, la implementación de sistemas de alerta temprana para desastres naturales y la promoción de prácticas agrícolas más resistentes a la sequía y las inundaciones. La adaptación también implica la gestión sostenible de los recursos naturales y la protección de ecosistemas clave.
En este sentido, la sostenibilidad empresarial insta a las empresas a alinear sus operaciones con el ODS13: Acción por el clima de la Agenda 2030 y contribuir al desarrollo sostenible. Sin embargo, según recoge nuestro balance empresarial a mitad de la Agenda 2030, el ritmo empresarial no suficiente para abordar el cambio climático y se necesita más cooperación, políticas intersectorial, establecimiento de objetivos de emisión cero neto, reducción, utilización de energía renovable y análisis.
Aunque muchas empresas están adoptando medidas, como integrar la sostenibilidad en toda su cadena de valor, aún existen preocupaciones sobre la falta de acceso a seguros sólidos para riesgos climáticos, escaso análisis de escenarios climáticos y falta de acción y colaboración para abordar estos desafíos de manera efectiva. Es hora de que las empresas intensifiquen sus esfuerzos y asuman un liderazgo decisivo en la protección del medioambiente y el futuro de nuestro planeta.
Para abordar eficazmente el cambio climático, es fundamental contar con herramientas y recursos adecuados. El Pacto Mundial de las Naciones Unidas ofrece diversas herramientas, como el Climate Ambition Accelerator, Forward Faster, la Iniciativa Science Based Targets, la Plataforma para la Compensación de la Huella de Carbono de la ONU, la Calculadora y Registro de la Huella de Carbono de la Oficina Española de Cambio Climático, la Biblioteca del Pacto Mundial de la ONU sobre Cambio Climático y cursos gratuitos sobre medio ambiente y clima en Open Academy Spain.
En resumen, tanto la mitigación como la adaptación al cambio climático son esenciales para abordar esta crisis global. Es hora de actuar de manera decidida y coordinada para construir un futuro más sostenible y resiliente para las generaciones presentes y futuras.
Fuente: https://diarioresponsable.com/