Varios equipos de expertos trabajaron desde finales de enero y hasta principios de febrero en el séptimo Censo Simultáneo Internacional (CSI) de Flamencos Altoandinos, en Argentina, Bolivia, Chile y Perú, dentro de la región conocida como el Triángulo del Litio.
“En las tres colonias que encontramos en Catamarca, aparentemente, los flamencos habrían nidificado más temprano que otros años y los pollos tenían por lo menos tres semanas”, explica Marconi, experta en ecología y conservación de humedales, que desde hace más de tres décadas trabaja con flamencos.
“Es una alegría ver que ya han llegado a esa edad porque realmente son muchas las dificultades que atraviesa un pollito de flamenco recién nacido”, sostiene la experta.
Esta región, donde abunda el litio, está conformada por Argentina, Chile, Bolivia y, más recientemente, Perú. Se trata de un sector codiciado por numerosas empresas que exportan el litio para la fabricación de baterías de teléfonos celulares, computadoras, paneles solares, vehículos eléctricos y otros dispositivos electrónicos que forman parte de la llamada transición energética.
Sin embargo, en estos países, la extracción del litio se realiza en ecosistemas sumamente frágiles y que representan hábitats críticos para los flamencos: los salares, humedales que enfrentan una creciente escasez de agua, agravada por el uso de métodos evaporíticos que secan entre 1 millón y 2 millones de litros de agua por tonelada de litio obtenido al final del proceso, explica Marconi.
“La dinámica hidrogeológica de estos sistemas es muy compleja y muy frágil”, afirma la experta. “Debemos tener en cuenta que estos ambientes tienen un balance hídrico negativo. ¿Qué significa esto? Que se evapora mucha más agua que la que ingresa al sistema a través de las precipitaciones, entre siete y nueve veces más”.
Cada empresa minera, para ser considerada rentable, debe extraer unas 20 000 toneladas anuales de litio, explica Marconi. “Eso hace que la demanda de agua sea altísima, sin contar el consumo de agua dulce —que es más escasa todavía— de cada una de las plantas de procesamiento, lo que ya ha tenido consecuencias directas sobre los humedales”, agrega.
Ya se ha registrado la desecación completa de lagunas y de vegas, sobre todo en Chile, donde la minería de litio lleva un registro histórico más largo que en Argentina, Bolivia y Perú. “Todo esto, sumado a los procesos de cambio climático y desertificación, nos lleva a un escenario bastante catastrófico de reducción de los humedales”, asevera la experta.
Por eso, encontrar aquella cantidad de pollos grises en Laguna Grande fue una alegría enorme para la científica, un verdadero motivo de esperanza en un ecosistema tan delicado.
Este complejo escenario rodea al séptimo Censo Simultáneo Internacional (CSI) de Flamencos Altoandinos, que se realizó en más de 200 humedales ubicados en el Altiplano de Argentina, Bolivia, Chile y Perú. El CSI es un evento que se originó en 1997, pero desde 2005 ocurre cada cinco años y reúne a científicos, gobiernos, comunidades, organizaciones y universidades de toda la región para censar las poblaciones de este grupo de aves, compuesto por tres especies: el flamenco puna, el flamenco austral(Phoenicopterus chilensis) y, sobre todo, el flamenco andino (Phoenicoparrus andinus), el menos abundante de todos.
“Aunque son más de 200, determinamos 21 humedales prioritarios: tres en Perú, cuatro en Bolivia, seis en Chile y ocho en Argentina. En esos humedales prioritarios, a partir del año 2005, concentramos nuestros mayores esfuerzos”, dice Marconi.
Varios equipos trabajaron en distintas fechas entre el 26 de enero y hasta el 8 de febrero de 2025, liderados por Patricia Marconi, representante para Argentina del Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos (GCFA) y quien coordina el CSI desde 2010. Aunque los especialistas actualmente están trabajando en el procesamiento de datos —cuyos resultados se darán a conocer en las próximas semanas—, algunos de sus hallazgos invitan a la reflexión sobre el difícil panorama de supervivencia que enfrentan las especies.
Los retos de contar flamencos
“Lo que nosotros notamos en los 90, es que había una gran variación en las abundancias de flamencos de un año a otro”, narra Patricia Marconi. “Pero consultando con colegas de los otros países, nos enteramos de que no era una tendencia homogénea, sino que a veces había menos en Argentina, pero más en Bolivia o más en Chile”, agrega.
Para especies que tienen tan importantes desplazamientos —diarios, semanales y estacionales— resolvieron no hablar de migraciones, sino de que son especies nómades que buscan refugio y alimento, como todos los animales, pero en este caso sobre un parche de muchas decenas de humedales distribuidos en los Altos Andes.
“La metodología para reducir ese error que podría significar contarlos un mes en un humedal y al mes siguiente en otro, fue hacer un censo simultáneo y el primero se hizo a fines de enero de 1997”, dice Marconi.
Actualmente, los métodos del censo son iguales para todas las áreas, porque es la única forma de que los resultados sean comparables, explica la científica. Los equipos hacen un registro total de los individuos usando contadores manuales, uno para cada especie. Hay dos censadores —que trabajan con telescopio monocular o con binoculares— y un tercer miembro del equipo que anota los datos que recibe de los censadores, para no interrumpir su tarea.
“La diferencia entre lo que cuentan los dos censadores tiene que ser del 2 % o menos, es decir, se trata de censos muy exactos de las dos especies altoandinas —el flamenco andino y el flamenco puna— y también se encuentra en el altiplano, en el verano, el flamenco austral”, detalla Marconi. Las actividades son coordinadas por un núcleo de jefes de equipo, que es el mismo desde hace 25 años y son ellos quienes se encargan de capacitar a los nuevos integrantes, por lo que hay un trabajo con mucha continuidad, dice la especialista.
Juntos registran además otros aspectos. En el caso de las colonias de nidificación, se cuentan los nidos, los adultos que se encuentran sobre nidos presumiblemente incubando, los pollos de distintas edades, que nacen de color blanco y luego se tornan gris claro y gris oscuro, lo que denota distintas semanas de vida.
“Como son aves coloniales, los nidos se encuentran muy juntos unos de otros, así que es todo un desafío contarlos”, agrega Marconi. “En Catamarca, utilizamos sobrevuelos con drones a una altitud suficiente como para no causar alteración al comportamiento o ahuyentamiento. Esos videos y fotos nos dan la oportunidad de contar exactamente, desde arriba, todos los nidos, los flamencos adultos, los pollos, incluso los huevos sobre nidos y huevos abandonados, así tenemos un panorama bien completo del estado de la colonia de nidificación”.
También se registran todas las especies de aves acuáticas que se encuentran en las lagunas y sus orillas, particularmente los grupos de chorlos y playeros. Además, se registra el uso del humedal, es decir, si se encuentran áreas de pastoreo cercanas, así como el uso minero y el uso turístico.
El censo implica retos físicos para sus participantes. Trabajar en sitios de altura no es nada sencillo, ya que puede representar hipoxia por la baja concentración de oxígeno. También son sitios muy fríos por las noches y muy calientes durante el día, además de remotos y en los que en ocasiones hay que acampar o conducir durante muchas horas para llegar, lo que resulta agotador para los menos experimentados.
Argentina: las poblaciones avejentadas
La historia de los 500 pollos en Laguna Grande no es la misma en otras regiones de Argentina. De hecho, los equipos trabajaron en siete provincias y la mayoría detectó una situación completamente distinta. Enrique Derlindati, quien lideró al equipo en la provincia de Salta, explica que aunque los números en las abundancias de flamencos se mantienen estables, hay sectores en donde no se encontraron las colonias de nidificación habituales. También aparecieron colonias de nidificación en sitios aislados y alejados de los emprendimientos mineros.
“La idea es analizarlo en conjunto con los datos a escala regional, con la gente de Chile, Bolivia y Perú, y tratar de ver si hay algún patrón con respecto a los sectores en donde se instalaron las empresas mineras y los sectores donde aparecen estos sitios de nidificación”, explica el investigador de la Universidad Nacional de Salta, con casi tres décadas de trabajo en los censos de los flamencos altoandinos.
Que los números se mantengan estables no es un dato positivo en términos generales, dado que los flamencos son especies muy longevas. En Argentina se tienen individuos de 35 años de edad, registrados por el anillado, por lo que las abundancias se pueden mantener estables durante mucho tiempo, ya que se trata de los mismos individuos que se mueven entre los sistemas.
“Probablemente son poblaciones adultas y avejentadas”, dice Derlindati. “Si no hay colonias de nidificación nuevas, ese es el problema y ese es el análisis que estamos buscando. En principio, detectamos que las colonias arrancaron más tarde que lo normal. Todavía no está claro el porqué, pero la mayoría de los grupos en Argentina detectaron eso. Nos enfocamos en los procesos de reproducción, porque son los que nos van a permitir evaluar si las poblaciones están sanas o no”, detalla el especialista.
Además, al menos cinco humedales argentinos no pudieron ser censados porque las empresas mineras negaron el acceso a los censadores a las zonas de explotación, afirma Patricia Marconi. “A pesar de que habíamos solicitado los permisos a nivel provincial y estatal, una vez llegado al lugar algunos equipos han tenido problemas y no han podido ingresar. Otros, después de ciertas demoras, han podido hacerlo. Esto tiene que ver también con la discrecionalidad y el poder que tienen las empresas mineras una vez que se establecen en el territorio”, advierte la coordinadora del censo.
Bolivia: los flamencos no conocen fronteras
El caso de Bolivia es distinto al de Argentina. Este país aún no tiene una extracción de litio de dimensión industrial y masiva en los humedales de su territorio, pues las empresas mineras aún se encuentran en etapa de prospecciones, estudios de factibilidad y revisión de contratos. Aunque los especialistas todavía están analizando los datos, los resultados preliminares del censo en este país son muy importantes y alentadores.
El biólogo Omar Rocha, uno de los fundadores del Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos (GCFA) y coordinador del censo de flamencos en Bolivia, señala que se recorrieron cuatro departamentos con más de 60 humedales en el altiplano boliviano, donde hubo buenas noticias: lograron identificar varios nuevos sitios de nidificación en lagunas y salares en el suroeste de Potosí.
“Son sitios donde antes no nidificaban y ahora hay colonias de flamencos altoandinos. Esto es un buen indicador de que se están ampliando los sitios de nidificación, por lo menos en Bolivia”, dice el administrador del Bioparque Municipal Vesty Pakos, centro de custodia de fauna silvestre ubicado en el departamento de La Paz.
Laguna Colorada, ubicada dentro de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa, es uno de esos sitios relevantes dada la cantidad de flamencos que alberga en el suroeste potosino. “Es un sitio de nidificación donde se ha visto la presencia de adultos que todavía están nidificando y de miles de pollos de las tres especies de flamencos”, dice Rocha. También destacó la Laguna Khara, en la misma región, como un lugar que alberga a miles de flamencos, y los lagos Poopó y Uru Uru, en el departamento de Oruro, como sitios prioritarios dentro de la red de humedales altoandinos.
“Los datos preliminares nos indican que, en estos días del censo, hubo una presencia muy importante y significativa del flamenco aldino y del flamenco puna, que son las especies que están más amenazadas por su baja población a nivel global y por la pérdida del hábitat que es cada vez más evidente”, afirma Rocha.
Algo que también destaca el científico, es que durante este censo han encontrado muchos flamencos anillados. Es decir, durante varios años han capturado aves, dentro de programas de anillamiento, a las que han colocado estos aros plásticos con códigos individuales que permiten identificar a cada ejemplar después de su liberación.
“Es como su carnet de identidad o el número de pasaporte de cada flamenco”, ejemplifica Rocha. “Durante sus desplazamientos, los pueden identificar en Perú o Argentina. Patricia Marconi se ha encontrado con algunos flamencos anillados de Laguna Colorada y otros de Chile, y nosotros también hemos encontrado a varios más. Con esta metodología también podemos saber por dónde se desplazan. Los flamencos no conocen fronteras, no son chilenos, bolivianos, argentinos ni peruanos; son de la región”.
Chile: la sensibilidad de los flamencos al cambio climático
En la región de Atacama, en el norte de Chile, el mayor problema que los especialistas detectaron tiene que ver con los efectos del cambio climático. La conservacionista Dominique Durand, explica que, aunque los datos siguen en proceso de validación y aún no se pueden adelantar resultados, este es uno de los sitios más impactados por el calentamiento global y es, al mismo tiempo, uno de los más relevantes para los flamencos.
“Fuimos a Atacama porque, uno, ahí está la colonia más grande de reproducción de flamencos andinos y, dos, porque es un lugar que tiene muchos salares y uno de los más altos y que tienen más problemas de cambio climático”, dice Durand, directora de proyectos de conservación en la Fundación Symbiotica, organización que apoyó a Corporación Nacional Forestal (Conaf) en el censo de este año, realizado del 27 de enero al 4 de febrero.
“Nosotros fuimos a apoyar allá y, como era un censo internacional, duplicamos los esfuerzos para llegar a la mayor cantidad de lagunas que antes no se llegaban”, explica la conservacionista.
¿A qué son sensibles los flamencos? Durand explica que estas aves habitan en lagunas y salares que han evolucionado por millones de años, por lo que tienen características muy específicas para las especies.
“Cuando tú cambias el pH o la composición del agua, ¿qué pasa? Que todos los organismos, como el fitoplancton y el zooplancton ya no viven. Al no vivir, los flamencos no pueden comer. El problema es que, cuando se saca más agua, los salares se vuelven más salinos e impiden la vida de los seres vivos ahí”, explica.
La explotación de litio acecha dos lugares de suma importancia. El Salar de Atacama y el Salar de Maricunga, ubicados en las regiones de Antofagasta y Atacama, respectivamente, son los dos sitios clave para la nidificación del flamenco andino —que es el que más se reproduce en este país—, y son los mismos dos que el Gobierno prioriza dentro de su Estrategia Nacional del Litio. Allí, el Estado tendrá una participación mayoritaria en las alianzas público-privadas destinadas a la explotación de este mineral.
“No vale la pena destruir ecosistemas tan increíbles”, concluye Durand. “En el norte de Chile hay 36 000 flamencos. Los desiertos están llenos de vida y no vale la pena perderlos por una tecnología verde si esta no es bien manejada. Estos salares son los últimos vestigios de los grandes lagos del Pleistoceno, es la última agua que queda en el desierto más árido del mundo. Sería increíble si llegáramos a un punto en que todos pudiéramos coexistir”.
El futuro de los flamencos
Este año también hubo un hallazgo sorprendente para los especialistas argentinos. “Encontramos al flamenco andino, que es la especie menos abundante, en un área donde hay muchísima actividad minera”, cuenta Patricia Marconi. “Aparentemente, este año encontraron condiciones de alimento y de refugio suficientes, así que eso también fue una satisfacción”, dice la científica.
Los flamencos parecen regresar a los sitios de explotación minera una vez que la calma relativa se restablece. Según la experta, esto se debe a que la primera fase de la minería de litio es particularmente ruidosa y disruptiva. Durante las perforaciones para extraer la salmuera, la instalación de ductos para su transporte y la construcción de piletas de evaporación, el intenso movimiento de maquinaria y operarios ahuyenta a la fauna de los humedales. Sin embargo, cuando el proyecto entra en fase de operación, la actividad disminuye en gran parte del salar, permitiendo el retorno de los flamencos. Aun así, en las áreas donde se ubican el campamento minero y las plantas de procesamiento —que funcionan de manera constante, como una fábrica— el ruido, la presencia humana y el impacto ambiental siguen siendo permanentes, dificultando la presencia de la fauna.
“Los lugares donde están instalados los pozos de extracción de salmuera, todos los ductos que son enterrados y las piletas, son lugares muy silenciosos y en esos lugares la fauna vuelve y los flamencos también”, describe la especialista.
Hacia finales de 2022, Marconi recuerda que registraron la existencia de 51 proyectos mineros de litio activos, en distintas etapas, en toda Argentina. A fines de 2024, la cifra escaló a 128 proyectos mineros de litio en diferentes fases de actividad.
“Con el agravante de que varios de los que estaban en etapa de exploración, pasaron a producción y los que estaban en prospección, pasaron a exploración”, afirma la experta. “O sea, van avanzando en las etapas mineras y en la demanda de agua, de manera que el panorama es de supervivencia para los flamencos, es un desafío enorme. La constelación de humedales se va reduciendo gradualmente y el avance de la minería es cada vez más importante”, lamenta Marconi.
En algo coinciden todos los especialistas. Ver a los flamencos en los salares es todo un espectáculo. Las aves, además de ser rosadas y de un porte elegante, son muy fuertes y se han vuelto —forzosamente— resistentes a los retos que le ha impuesto la humanidad.
“Lo que más disfruto es saber que vuelven”, concluye Patricia Marconi. “En Catamarca, hacemos seguimiento estacional y en esta laguna donde estaban los pollos y donde contamos 17 000 flamencos, no queda ninguno durante el invierno. Lo más emocionante, lo que a mí más me conmueve, es volver cada verano y encontrarlos”.
Fuente: es.mongabay.com