Los países de la Unión Europea exportan en torno a 352.474 toneladas al año de residuos electrónicos a países en desarrollo, según un estudio elaborado por la organización global de vigilancia ambiental Basel Action Network (BAN) y en España por Fundación EQUO. Para concluir estos datos, se pusieron en circulación dispositivos con GPS para conocer su destino en diez países de la Unión Europea. En España, la Fundación EQUO puso en circulación 45 dispositivos con rastreadores y los depositó en puntos limpios de ciudades españolas. De estos, uno terminó en Nigeria.
La nota de prensa publicada en la plataforma del Sistema Iberoamericano de RSE añade que en concreto, se instalaron GPS en 314 ordenadores, impresoras y monitores antiguos, que posteriormente fueron llevados a los puntos limpios correspondientes. A nivel global, un 6 por ciento de los equipos fueron exportados de manera ilegal a países como Ghana, Hong Kong, Nigeria, Pakistán, Tanzania, Tailandia y Ucrania, fuera de la UE.
Así, el informe ‘Agujeros en la economía circular: Fugas de los residuos electrónicos en Europa’, estima que los flujos descubiertos, si se extrapolaran con cifras relativas a la generación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) en Europa, haría un total de 352.474 toneladas por año, que se mueven desde la UE a países en desarrollo. El flujo de los residuos electrónicos desde Europa es claramente del norte hacia el sur y del este hacia el oeste. Los 45 dispositivos en España se pusieron en lugares de recogida oficiales durante el mes de mayo de 2017 en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y Sevilla.
De estos, tres se dejaron en la calle para comprobar también la gestión informal de los dispositivos. Dos de los tres fueron desmantelados en menos de 24 horas. De los 42 dispositivos depositados en zonas de recogida oficiales: 6 no se han movido aún del punto de recogida en el año y medio que ha pasado, 2 acabaron siendo desmantelados al aire libre sin reunir las condiciones mínimas y 1, depositado en el punto limpio Ecoparque Picassent, Valencia, acabó en Nigeria.
La investigación destaca también el número de kilómetros que realizan muchos dispositivos, por ejemplo, algunos depositados en Valencia se enviaron finalmente a Badajoz o Madrid para su gestión. Según apuntan los datos globales del informe, la media de kilómetros recorridos por dispositivo desde el punto de recogida al de destino es de 4.127, una distancia superior a la que hay entre Madrid y la capital de Nigeria. El presidente de la Fundación EQUO, Pepe Larios, ha denunciado que la Unión Europea “no está cumpliendo” con el Convenio de Basilea, ratificado por todos los Estados miembro.
“Está intentando socavar su propia legislación con la excusa de exportar para reparar que es un coladero para gestores sin escrúpulos”, asegura. De los diez países estudiados –Austria, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Hungría, Irlanda, Italia, Polonia, España y el Reino Unido–, todos los países, excepto Hungría, participaron en las exportaciones. El Reino Unido fue claramente el peor infractor con cinco, y la mayoría de ellos fueron a África. Italia, Alemania, España, Irlanda y Polonia también enviaron RREE a terceros países.
En estos países, los residuos se someten a operaciones de reciclado peligrosas por debajo del estándar que involucraban la exposición de los trabajadores y la contaminación del entorno con métodos de extracción, quema, fusión o extracción de ácido químico utilizados para extraer cobre, oro, acero y aluminio. Si bien algunos de los equipos fueron reparados para su uso posterior, incluso en estos casos, las partes tóxicas que contienen sustancias como mercurio, plomo y retardantes de llama bromados que no pudieron reutilizarse se descartaron o quemaron en vertederos.
El informe recomienda a la Unión Europea un mayor esfuerzo para cumplir sus obligaciones con el Convenio de Basilea y una revisión de las políticas de economía circular para acabar con las exportaciones ilegales y peligrosas para las personas y el medioambiente.
Fuente: http://sirse.info
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