En opinión del máximo representante de la ONU, “los productores de combustibles fósiles y quienes los financian tienen a la humanidad agarrada por el cuello”
Junio, 2022.- Convocados por el actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, los líderes de los países que representan el 80% del PIB mundial y que suman la misma proporción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), se reunieron la semana pasada en Washington para participar en el Foro de las Principales Economías sobre Energía y Clima (MEF) organizado por la Casa Blanca.
El objetivo de esta nueva cumbre, que fue inaugurada en 2009 por el presidente Obama, es promover una alianza entre las grandes economías mundiales para impulsar el tránsito hacia una economía baja en carbono, basada en las energías renovables, que contribuya a mitigar los efectos de la crisis climática.
Tras remarcar el estrecho vínculo entre la seguridad climática y la seguridad energética, el presidente norteamericano señaló que “el asalto brutal y no provocado de Rusia contra su vecina Ucrania ha alimentado una crisis energética mundial y ha agudizado la necesidad de lograr una seguridad energética estable a largo plazo”, y afirmó que “pasar a la energía renovable no solo es clave para prevenir el calentamiento global, sino también para garantizar la seguridad internacional”.
La mayoría de los participantes en el acto, entre los que se encontraban los máximos mandatarios de China, Alemania, Arabia Saudita, México, Japón, Australia, Sudáfrica, Canadá, Reino Unido o la Unión Europea, entre otros países, coincidieron en que la energía renovable respalda la seguridad energética y subrayaron los beneficios económicos y sociales de una transición justa hacia las fuentes limpias.
Sin embargo, quien volvió a aprovechar la ocasión para poner los puntos sobre las íes y llamar al orden a los gobernantes fue el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, confirmando su papel como uno de los principales líderes climáticos del mundo.
Con un claro mensaje de inicio, “seré breve y, si me lo permiten, seré contundente”, el máximo representante de la ONU se dirigió de manera directa a los políticos presentes para recordarles que “ustedes representan a las principales economías y los principales países emisores de GEI del mundo, y no deben olvidar que el primer deber de todo liderazgo es proteger a las personas de los peligros claros y presentes, y no hay mayor peligro que el de la expansión de los combustibles fósiles”.
El tiempo de las fósiles pasó
Para Guterres “Incluso a corto plazo, los combustibles fósiles no tienen sentido político ni económico. Sin embargo, vivimos atrapados en un mundo donde los productores de combustibles fósiles y quienes los financian tienen a la humanidad agarrada por el cuello”.
El exprimer ministro portugués no dudó en aprovechar la ocasión de lanzar un feroz ataque contra la industria del petróleo y el gas. “Durante décadas -afirmó- la industria de los combustibles fósiles ha invertido mucho en pseudociencia y en relaciones públicas para promover una narrativa falsa a fin de minimizar su responsabilidad en el cambio climático y socavar las políticas climáticas ambiciosas, imitando las escandalosas tácticas de las grandes tabacaleras”.
En relación a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Guterres hizo un llamamiento a no dejar de lado la acción climática para atender los problemas de seguridad, “si hubiéramos invertido antes y masivamente en energías renovables, no nos encontraríamos nuevamente a merced de los inestables mercados de combustibles fósiles. Asegurémonos de que la guerra en Ucrania no se utilice para aumentar esa dependencia y no olvidemos que algunos de los problemas domésticos más apremiantes de la actualidad, como la inflación y los elevados precios de la gasolina, son en sí mismos problemas climáticos derivados de la dependencia de los combustibles fósiles”.
El máximo representante de la ONU, que acaba de renovar su cargo por cinco años, aprovechó su intervención para recordar su plan de cinco puntos para promover “la revolución de las energías renovables”:
- Tratar las tecnologías renovables como un bien público mundial disponible gratuitamente.
- Ampliar y diversificar las cadenas de suministro de energías renovables.
- Trasladar los subsidios a los combustibles fósiles a las energías renovables.
- Reformar las burocracias para acelerar los procesos de aprobación.
- Y triplicar las inversiones públicas y privadas en energías renovables hasta alcanzar un mínimo de 4 billones de dólares al año.
Pero si el arranque de su intervención fue explícito, no lo fue menos su final: “El mundo apostó por los combustibles fósiles y ha perdido. La crisis climática es nuestra emergencia número uno. Las renovables son el mejor plan de paz para el siglo XXI. Cuento con sus gobiernos para acabar con la era de los combustibles fósiles. La revolución de las energías renovables comienza ahora”.